“Algunos neurocientíficos opinan que el cerebro está hecho por la evolución para que nos podamos mover. Ésa es su misión en la vida” – doctor José Luis Díaz Gómez, especialista en psicobiología y neurociencia cognitiva
El doctor, en su artículo, comenta como las posturas humanas son efectivas para transmitir información sobre el estado psicológico y fisiológico del emisor. Además, este lenguaje de posturas y el ritmo de una secuencia de posturas son la materia prima de la danza.
Me parece muy interesante, como cuenta que todo este proceso dancístico, “requiere de ‘propiocepción’ es un término concebido por el neurofisiólogo inglés y premio Nobel de Medicina Charles Scott Sherrington, el cual significa concepción del propio cuerpo”. Es decir, la propiocepción es el sentido que nos permite sentir y conocer la posición de nuestro cuerpo en el espacio, tanto estática como dinámicamente. Gracias a la ‘propiocepción’ el ser humano tiene una imagen dinámica de sí en movimiento y es capaz de entrenarlo.
Desde mi punto de vista y mi experiencia, aunque uno no sea bailarín, la práctica de movimiento consciente y la atención al cuerpo, también aumenta nuestra propia ‘propiocepción’. Al llevar la atención plena al movimiento, a las áreas de fortalecimiento, de estiramiento, de tensión, de relajación, de transición entre un movimiento y otro, de equilibrio, aumenta la concepción del propio cuerpo.
El artículo también cuenta como el individuo que aprecia la danza, el público, “está viendo o sintiendo los movimientos, y a la vez también evalúa lo que él puede hacer en relación con lo que puede hacer el bailarín. Aunque no esté preparado para hacer danza, es capaz de juzgar la complejidad de un movimiento porque tiene la referencia corporal propia”. De hecho, en las prácticas de movimiento consciente, aunque una persona tenga movilidad reducida, se le invita a seguir los movimientos y las pautas, en su mente, imaginando y utilizando su ‘propiocepción’ para así seguir estimulando la consciencia corporal. Aunque uno no pueda realizar un ejercicio completamente, sí puede explorar sus propios límites, posicionamiento, observar y ser consciente de todo el proceso.
Como comenta también Nazareth Castellanos, doctora neurocientífica, “bailar mejora la plasticidad cerebral (aprendizaje, la memoria y atención) y la resistencia frente a enfermedades neurológicas como la demencia o Parkinson”. En estos momentos cada vez se está investigando más en este entorno, como no sólo es el cerebro el órgano implicado en la cognición, y la emoción, sino todo el cuerpo.
Con inmensa gratitud a todos mis maestros de baile en mi vida, que me han enseñado conciencia corporal: Zaragoza: Cristina Miñana, Escuela Municipal de Danza Zaragoza, Nati Ara y Marga Armills de Coppelia danza Zaragoza, Paul Gray; Finlandia: Tanssivintti Russell Adamson, BailaBaila, Madrid: Irene Vázquez, Carmen de La Rosa, David Guerra, Gisele Domit, Escuela Municipal de Musica y Danza Pozuelo.
Fuentes del post:
@NazarethCastellanos
Artículo en eleconomista.com.mx “La danza explicada desde una perspectiva neurocientífica”